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El museo va a la escuela

Fecha: 08/12/2018

Es una iniciativa que desarrolló el equipo de trabajo del Etnográfico y el Parque Arqueológico Santa Fe la Vieja. Apunta a romper los prejuicios y preconceptos que pesan sobre los museos, que los tildan como “lugares de cosas viejas y aburridas”, o “depósitos de objetos”. Se sumaron casi 30 establecimientos de la ciudad y la zona.

Debido a las obras de refacción que se realizan desde mediados de año por iniciativa del Ministerio de Innovación y Cultura, el Museo Etnográfico y Colonial Juan de Garay se encuentra cerrado al público visitante. Lejos de vivirlo como una limitación, el equipo de profesionales que trabaja allí decidió aprovechar esta circunstancia para concretar el proyecto “Entre docentes: conversaciones sobre el abordaje didáctico del Museo Etnográfico y Parque Arqueológico Santa Fe la Vieja”. El objetivo fue generar un lugar de encuentro con educadores de escuelas primarias para romper estereotipos, preconceptos y concepciones simplistas o erróneas sobre los museos. Ejemplos: que son “lugares de cosas viejas y aburridas”, “depósitos de objetos” o que los arqueólogos son “buscadores de tesoros”.

Durante varias semanas, las profesoras Paula Busso, Carolina Actis, Silvia Lares y Rosa García, quienes integran el plantel del Etnográfico, visitaron treinta escuelas públicas y privadas de la ciudad de Santa Fe, donde tomaron contacto con directivos y maestros. En estos encuentros se puso acento en los museos como espacios para la construcción de una ciudadanía activa y participante y como lugares de circulación de saberes que promueven y fomentan un acceso democratizador a la cultura”, explicó Paula Busso, jefa del Departamento de Administración y Mantenimiento del Etnográfico.

“Nos interesa mucho trabajar tanto con el concepto de museo como con el de Parque Arqueológico, porque de esta manera se pueden visibilizar cosas que si no se pasan por alto. Los museos son instituciones complejas, porque dentro de sus funciones están la de exhibir, conservar, investigar, difundir y educar. Articular todas estas funciones para que estén en equilibrio es difícil, pero cada una es necesaria para las demás. Por ejemplo, si se pusiera el foco en la difusión y educación sin nutrirse de investigaciones permanentes se estarían difundiendo conocimientos que tal vez ya estén superados. Igual, si sólo se dedica a la investigación y se descuida la educación y la difusión, el museo se vuelve elitista, en el sentido de que se investiga sólo para un grupo reducido de expertos”, apuntó.

El trabajo tiene que ver sobre todo con la necesidad de desmontar los estereotipos y preconceptos presentes en chicos y grandes. “En las visitas abordamos el tema de la arqueología y la historia como ciencias y por ello es importante trabajar con las escuelas y sus docentes. Por ejemplo nos parece importante trabajar junto con los docentes como era la forma de vida de los pueblos originarios que habitaron el territorio provincial antes de la Fundación de Santa Fe, ya que muchas veces se piensa que estos pueblos tenían una forma de vida ‘simple’, ignorando todas las complejidades y saberes que implica ser cazadores y recolectores. Para romper estereotipos y preconceptos hay que trabajarlos. No creo que haya que censurarlos, sino explicitarlos y analizarlos, justamente para desnaturalizarlos”.

Sentido de pertenencia
Una de las docentes que se sumaron al proyecto fue Marta Storti, de la Escuela Nº 1259 Dante Alighieri, quien la calificó como muy buena e interesante. “Mi primera apreciación fue: ¡Qué bueno! El museo viene a la Escuela. El encuentro fue muy significativo porque uno puede intercambiar, opinar, dialogar, afianzar conceptos y aprender nuevos vocablos o terminología que quizás estaba un poco olvidada en un rincón de la memoria”, señaló.

Para la docente, este tipo de entrenamientos posibilita buscar canales alternativos para despertar el interés en los niños de hoy, tan difícil de captar y mantener. Básicamente, se trata de hallar estrategias y herramientas que los ayuden a vivenciar, visualizar y comparar, acercándolos a los museos, plazas y monumentos para que puedan desarrollar un sentido de pertenencia.

Storti reconoció que existen muchos prejuicios por parte de los niños (y hasta de algunos adultos) en relación a los museos, del estilo: “es todo viejo”, “siempre hay cosas de antes”, “son cosas que no se usan”. “Creo que aclara bastante, es un desinterés hacia lo nuestro. Es ahí donde hay que poner nuestra semillita y regar todos los días con valores para afianzar nuestra identidad”, remarcó.

Consultada sobre los proyectos que se podrían implementar desde la escuela, en relación con el patrimonio del Museo Etnográfico y el Parque Arqueológico, recordó una reciente experiencia que podría ser base de futuras iniciativas. “En una de las escuelas que trabajo llevamos a cabo un proyecto con la bibliotecaria, que está cursando la carrera de Tecnicatura en Museología y Gestión Patrimonial, mis alumnos de séptimo grado y la profesora de Artes Plásticas, bajo el nombre de ‘Postales de mi ciudad’, donde la experiencia vivenciada fue muy positiva desde nuestro lugar, como así también en la muestra que se llevó a cabo en el Instituto Nº 12”, detalló.

Por un feed back constante
María Verónica Cattaneo, directora de la Escuela Nº 1258 Simón Bolívar fue otras de las docentes que tomaron parte en el proyecto impulsado desde el Museo Etnográfico. “El solo hecho de capacitar a los docentes y reflexionar sobre sus prácticas pedagógicas en territorio enriquece la labor diaria”, señaló. Remarcó a su vez que las distintas miradas se plasman en la planificación de las Ciencias Sociales y a partir de allí se benefician los estudiantes. “El lenguaje didáctico y lúdico permite empoderar el área y trascenderla hacia otras disciplinas”, consideró. “Como docente del área artística, estoy convencida de que las Artes y la Historia pueden cambiar proyectos de vida de los niños. El museo despierta una curiosidad que después el docente desarrolla en propuestas pedagógicas. Invita a los niños a apropiarse de los espacios públicos. Es primordial el valor de la observación del material concreto para conocer el pasado, vivir el presente y soñar con el futuro”, señaló.

Para la docente, los principales prejuicios de los niños y sus familias pasan por asumir al museo como algo destinado a una elite, a sectores sociales con determinado poder adquisitivo. “Por eso comenzamos llevando el Museo a la Escuela. Derribamos los prejuicios con propuestas escolares de visitas constantes a museos y espacios como El Molino y La Redonda, entre otros. Las visitas las llevamos a cabo con transporte público para enseñarles a los niños el recorrido y que de esa manera puedan concurrir con sus familias los fines de semana”, explicó.

Uno de los efectos que se produjeron a partir del trabajo conjunto con los profesionales del Etnográfico fue, según la profesora Cattaneo, que “se replantearon los actos escolares desde la mirada no estereotipada de los próceres y de los hechos históricos, se reformularon algunos conceptos básicos de las Ciencias Sociales y se invitó a pensar e investigar otros”.

En relación a los proyectos concretos que podrían implementar desde la escuela en relación con el patrimonio del Museo Etnográfico y el Parque Arqueológico, la docente manifestó la relevancia de generar un feed back constante, virtual y presencial. “En el caso del Parque, el principal inconveniente es el traslado, lo que sin dudas tendrá solución inmediata. Pensamos también una articulación entre dichos espacios y nuestra biblioteca, para poder acompañar el proceso de enseñanza-aprendizaje”, detalló.

Por Juan Ignacio Novak.
Fuente: Diario El Litoral.