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Mafalda: la creación de Quino que conquistó los corazones del mundo

Fecha: 30/09/2020

El gran personaje de historieta se publicó por primera vez en 1964, llegó a tener tiradas de 200 mil ejemplares y se tradujo a más de 30 idiomas. Particularidades, historias y anécdotas detrás de la niña contestataria admirada por Umberto Eco y amada por todos

Ayer Mafalda cumplió 56 años. Hoy es un día triste, tras la muerte de su creador, el dibujante argentino Joaquín Lavado, el eterno Quino.

Pero, ¿cómo surgió su más emblemático personaje? Para eso hay que regresar al 1962. La agencia Agens quería promocionar la marca de electrodomésticos Mansfield, de la empresa Siam Di Tella, de manera encubierta. Para eso el escritor Miguel Brascó contrató a un jovensísimo Lavado, un dibujante con futuro, se decía. Así, presentaron el proyecto en Clarín pero no fue rechazado.

Sin embargo, a Quino le encantaba su creación. Así que por su cuenta siguió puliéndola hasta encontrar el diamante que, con el tiempo, se convertiría en el personaje de ficción argentino más conocido en el mundo. Sus títulos fueron traducidos a más de 30 idiomas y fue el único personaje ficcional que fue columnista en un noticiero (2017, Telefe).

¿De dónde surgió el nombre? Bueno, el encargo para la publicidad le pedía que tuviera algunas de la letras de la marca y un día, Quino, se cruza con la película Dar la cara (1962), del cineasta argentino José Martinez Suarez -hermano de Mirtha Legrand- protagonizada por Pablo Moret y Nuria Torray, y que tenía una bebé llamada Mafalda.

Entonces, Mafalda llega al mundo de la historieta en 1964 cuando Julián Delgado, director de la revista Primera Plana, le da un apretón de manos y le dice: “Ok, empecemos”.

Dos años después, la historieta cruza el río que divide a las revistas de los libros y la editorial Jorge Alvarez empieza a publicarla por volúmenes. Así, los primeros cinco funcionan como un barco al que se suben miles y miles de lectores. Para el número seis cambia de editorial y pasa a Ediciones de la Flor, que desde 1970 y, hasta el día de hoy, llevan casi cincuenta años imprimiendo las criaturas irreverentes de Quino.

En un diálogo con Infobae Cultura, Kuki Miler editora de Ediciones de la Flor, recordó: “¿Sabés cuál fue la tirada de la primera publicación que hicimos nosotros? ¡200 mil ejemplares!”. Y agregó: “Son cifras que ahora no existen, pero en ese momento volaban, duraban muy poco”.

“Debido a la urgencia, la mayor distribución era en kioscos, más que en librerías. Para hacerlo más rápido, los distribuidores de kioscos iban directamente a la imprenta a buscar los números. Te cuento una anécdota: una vez, uno de ellos fue más temprano y quiso coimear a los de la imprenta para que le entregaran antes los ejemplares. Imaginate. Así era la avidez, y querer tener la primicia”, cuenta.

“Es imposible calcular los millones de ejemplares que hemos hecho en estos cincuenta años. En ese entonces, había un público muy amplio, entonces apostamos también a Latinoamérica. Pero hoy esos tirajes son inalcanzables por varios motivos. Por ejemplo, el estado del mercado editorial. Además, se consume mucho desde las ediciones digitalizadas. De todos modos, lo curioso es la permanencia y la vigencia”.

De personajes y personalidades

Niños. Los personajes de Mafalda son niños. La mirada del mundo se da desde ese lugar, un poco de ingenuidad, un poco de utopía, un poco de capricho, otro poco rebeldía nata. La protagonista es Mafalda, que representa la aspiración idealista del propio Quino. En sus propias palabras: la necesidad de hacer de este un mundo un lugar mejor. Hay pesimismo y nihilismo también, incluso algo de existencialismo, pero con una sensibilidad social deslumbrante que le otorga esa pizca clave de esperanza.

Mafalda nació en el seno de una típica familia de clase media argentina de los años sesenta. Eso ya la encuadra en una época. Fan de Los Beatles y hater de la sopa. Cuando la historieta comenzó en 1962, ella tenía cuatro años pero en el transcurso de los números está en tercer o cuarto grado de la escuela primaria, es decir, tiene unos ocho años.

Las figuras protocolares en el sentido institucional son sus padres. Su papá es un oficinista que trabaja en una compañía de seguros, estructurado y amante del orden, que disfruta de cultivar plantas y manejar su auto, un un Citroën 2CV. Su madre es una típica ama de casa argentina de clase media de la época que se encarga de todas las tareas del hogar; estudió en la universidad y quiso ser pianista pero todo se vino abajo cuando decidió casarse. Oh, la familia.

Luego están los chicos. Guille es el hermano menor de Mafalda. Luego, cinco amigos: Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad. Cada uno responde a una personalidad diferente que resultan antagónicas y simbióticas. Mafalda, que funciona como la gran articuladora. Muchos de los personajes son hoy símbolo, como Susanita, que era de algún modo el espíritu conservador de la mujer que se resistía al feminismo. “Ya es un personaje que se podría definir como clásico. Está tan adoptado por la gente, incorporado, que hoy por hoy en cualquier lugar donde digas “es una Susanita” no hay que explicar nada”, dice Kuki Miler.

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